Tras las huellas de San Martín en Yatasto
nagy

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Los fogones atraen a esos hombres de caminos y batallas; es como si en ellos buscaran quemar la soledad con la que la muerte los amenaza cada vez que se lanzan a acuchillar realistas.

A medida que la guerra avanza y el comercio se resiente, llegan cada vez menos tropas de carretas andadoras. Han sido reemplazadas por columnas de soldados y de gauchos-soldados que van y vuelven de ese inabarcable campo de combate que zambulle a Salta, a Jujuy y al Alto Perú en la sangre y en la gloria.

Bueyes y caballos se recuperan en el campo generoso; los hombres, en la casona y en sus alrededores. El país es como un potrillo que intenta levantarse sobre manos y patas aún enclenques.

Lo amenazan enemigos -entre ellos, muchos hijos de su tierra- que pretenden hacerlo trastabillar.

Por eso, la Posta de Yatasto es un oasis en medio del páramo para los revolucionarios; es sinónimo de seguridad: los Toledo y Pimentel son una familia decidida por la causa de la libertad.











Luis Yanicelli imagina cómo habrá sido el paisaje que lo rodea unos 200 años atrás, cuando a la patria se la construía sobre espadas. Lo hace debajo de un algarrobo que de tan viejo llegó a ser testigo de aquello que describe. Mientras el historiador habla, el perfume de los jazmines adquiere la entidad de una presencia. Y además de sus palabras, solo se escucha el motor de un tractor en la finca de arándanos vecina. El presidente del Instituto Belgraniano Tucumán acepta la propuesta de LA GACETA para conmemorar los 162 años de la muerte de José de San Martín: recorrer la Posta de Yatasto, el lugar en el que el Libertador y Manuel Belgrano se conocieron.

"Estamos en el escenario de la historia", dispara Yanicelli al arrancar la conversación. San José de Yatasto era una estancia de 80.000 hectáreas adquirida por la familia Toledo y Pimentel a mediados del siglo XVIII (empezó a funcionar como posta entre 1780 y 1784). Cuando se produjo la Revolución de Mayo, Vicente Toledo y Pimentel, su dueño, adhirió a la causa patriótica.

"Era un lugar estratégico para las fuerzas revolucionarias, porque les daba un marco de seguridad y era el paso intermedio entre Salta y Tucumán", explica el historiador. En 1812 ocurrió el primer encuentro histórico en la posta: Juan Martín de Pueyrredón le entregó el mando del Ejército Auxiliar del Alto Perú a Belgrano tras la derrota de Huaqui. Pero la casona quedó impresa en el bronce recién dos años después.

- ¿Cómo ocurrió el encuentro entre San Martín y Belgrano?

- Sucedió el 27 de enero de 1814 y fue el encuentro cúspide de nuestra historia. En realidad, ellos se encontraron en las márgenes del río Juramento (al norte de Yatasto). El abrazo histórico se produjo ahí. Luego vinieron a la Posta, donde estuvieron casi dos días departiendo, charlando e intercambiando información. G�emes no participó; llegó al norte tres meses más tarde.

- Después viajaron a Tucumán.

- El lugar en el que cultivaron la amistad que había nacido entre ellos fue Tucumán. Estuvieron juntos por más de 30 días hasta que el 8 de marzo Belgrano partió a Buenos Aires para viajar como embajador a Europa. Nunca más volvieron a verse personalmente.

- ¿Cuál fue el rol de San Martín en el norte?

- La función que le habían encomendado era venir a reorganizar las tropas tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Estuvo poco tiempo y pasó gran parte de los días enfermo en La Ramada. Organizó el Ejército del Norte, al que le dio asiento en Tucumán y desplegó hacia el norte un arco de guerra de guerrillas comandada por G�emes. En el norte, San Martín hizo una evaluación militar junto con Belgrano, quien le contó sus experiencias. Inmediatamente desechó la posibilidad de avanzar por esta vía hacia Lima. Él no improvisaba; era un cuadro perfectamente formado. Por eso es lícito decir que en Tucumán estuvo pensando y analizando la posibilidad de cruzar los Andes.

Muchos otros próceres pasaron por la Posta: Gregorio Aráoz de La Madrid, Alejandro Heredia, los hermanos Gorriti, Apolinario Saravia... Yanicelli mira el antiquísimo algarrobo que está frente a la casa y reflexiona: "debajo estuvieron San Martín, Belgrano, Pueyrredón, G�emes. Estamos pisando la misma tierra que pisaron ellos..."

Qué hay para ver
Dentro del museo hay muebles, armas y elementos usados en la vida cotidiana durante los siglos XVIII y XIX.

Antig�edades
Las paredes de la casa, parte de la carpintería y de las tejas son originales.

Es museo desde hace 70 años
Yanicelli, en el balcón de la casa que fue declarada Museo Histórico Nacional en 1942.

Cómo llegar
El acceso a la Posta de Yatasto está 24 km al norte de Rosario de la Frontera. Desde la ruta hay que desviarse dos kilómetros hacia el este por un camino de ripio. El museo abre todos los días de 10 a 18. Los mayores de 12 años pagan $ 10.

Lo malo
El museo posee empleados y cuidadores, pero no guías (por lo menos, mientras LA GACETA estuvo allí no apareció ninguno). Si bien cuenta con baños limpios, no hay dónde comprar bebidas, comida o souvenires. En el interior no se pueden tomar fotografías ni filmar.

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Jueves 02 de Mayo del 2024
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